Camino
He intentado pensar en lo que me hubiera gustado que me
contaran cuando acabé enfermería, y de repente me vi apuntada en la bolsa de
demandantes de empleo del SESPA, deseando, por una parte, que me llamaran a
trabajar y, por otra, muerta de miedo por no sentirme preparada…
Ahora pienso que si en aquel momento hubiera estado mejor
informada sobre las especialidades enfermeras, quizá hubiera intentado
especializarme entonces. Pero no tenía la información (y para ser sincera, tampoco la busqué) y
además me llamaron para trabajar nada más tener el justificante del título de
enfermería. De esto hace algo más de 10 años, en los cuales he trabajado como
eventual en el SESPA.
En la actualidad soy residente de primer año de Enfermería Familiar
y Comunitaria en Gijón (a día de hoy todas las especialidades de enfermería son
dos años de residencia).
Me apunté al examen de acceso a las especialidades animada
por la profesora de la academia a la que íbamos una amiga y yo para preparar
las que serían nuestras primeras oposiciones. La profe nos decía que no hay
mejor manera de aprender a hacer exámenes de oposiciones que presentándose a
ellas, y que el examen del EIR también era un buen aprendizaje. Así que… ¡a
ello fuimos! Y la cosa no salió tan mal. Las dos nos pudimos quedar en
Asturias, ella haciendo pediatría y yo comunitaria.
Y… ¿por qué digo que si hubiese estado bien informada cuando
acabé enfermería quizá hubiera intentado especializarme entonces? Pues, por
muchos motivos.
Para empezar, porque durante el periodo de residencia vamos
adquiriendo responsabilidades poco a poco. Al principio, y hablo en concreto de
la especialidad que estoy cursando, pasas consulta con tu tutor en el centro de
salud. De esta manera, vemos el manejo de la historia clínica electrónica en el
día a día, los protocolos con los que se trabaja, conocemos el material
habitual de las consultas (creedme si os digo que la primera vez que pasé una
consulta de primaria yo sola, recién diplomada, y abrí el armario donde tenía
los apósitos de curas la enfermera a la que sustituía…casi infarto! ¡Apenas
conocía las indicaciones de cada uno!), y un montón de cosas más.
Y ya cuando somos residentes de segundo año empezamos a
pasar parte de la consulta solos.
Durante el periodo de residencia, rotamos por muchos
servicios relacionados con la especialidad. Entre ellos están el ESAD (equipo
de soporte de atención domiciliaria), planificación familiar, diferentes bases
de la uvi-móvil de nuestra región, pasamos también por el centro coordinador de
emergencias de Asturias, por la
Consejería de Sanidad, por la unidad metabólica, consulta de
cirugía vascular, oncología, consulta de ostomías, partos, urgencias
hospitalarias, hospitalización a domicilio, cuidados al paciente geriátrico, centro
de salud en el medio rural…y un largo etcétera.
Otra parte importante de la residencia son las guardias, que
son obligatorias, en el Servicio de Atención Continuada (SAC) y Servicio de
Urgencias de Atención Primaria (SUAP). En estos servicios hacemos un mínimo de
41 horas mensuales, entre fines de semana y tardes entre semana.
Además, tenemos un sinfín de cursos organizados en su
mayoría por la unidad docente, no sólo sobre la práctica clínica, sino también
sobre investigación, ya que debemos realizar un proyecto de investigación en el
segundo año de residencia.
No os voy a decir que no es duro, porque son muchas horas
las que le dedicamos a la especialidad, al trabajo en el centro de salud, las
guardias, los cursos, el proyecto… Pero de verdad que es una experiencia muy
enriquecedora y gratificante. Además, hay que tener también en cuenta que, en
la actualidad, trabajar está bastante difícil, así que los dos años de
residencia son, desde mi punto de vista, una muy buena opción en todos los
aspectos.
Es, por todas esas cosas que os he contado, y por muchas
más, por la que os animo a todos a especializaros al acabar el grado.
Mucha suerte y…!nos vemos en el camino!