lunes, 24 de marzo de 2014

Las maravillas de la atención domiciliaria y la enfermería rural

Los cuidados a la persona enferma en el hogar son tan antiguos como la propia civilización. La lucha por la supervivencia y la conservación de la especie ha ido siempre acompañada de algún tipo de atención en el propio domicilio, generalmente a cargo de otros miembros del entorno familiar.

No es hasta 1978, en la conferencia de Alma-Ata, cuando se contempla la atención domiciliaria como una de las actividades a realizar por los equipos de atención primaria. Así, podríamos definir ésta como “el conjunto de actividades que tiene por objeto proporcionar atención sanitaria al individuo y a la familia en su domicilio, de acuerdo a sus necesidades y asumiendo con ellos la corresponsabilidad del cuidado continuo e integral, en coordinación con los demás miembros del equipo y con otros servicios sanitarios y sociales” (Enrique Ramos Calero, 2009).

Porque… ¿qué mejor medio que el natural del individuo para realizar una atención sanitaria personalizada y adecuada a las necesidades? Los cuidados en el domicilio te permiten una visión diferente y más amplia a la hora de abordar la problemática de salud de la persona, teniendo en cuenta su entorno principal: el domiciliario y el familiar. Te permite adaptar el cuidado general definido para ese problema a aquél que necesita tu paciente, teniendo en cuenta todos aquellos impedimentos o beneficios que puede aportar la atención fuera del centro de salud.

Bien es verdad que la visita domiciliaria te ayuda a comprender, pero también a descubrir. A descubrir cuál es el foco principal que hace que esa persona se caiga a menudo, se hiera frecuentemente o por qué algunas diabetes están tan mal controladas –sólo hace falta asomarse a algunas cocinas.

Por otro lado, el desarrollo de la actividad enfermera en una zona rural, hace que ésta se vuelva más interesante aún. Aparte que esa localización ayuda a un conocimiento más cercano del medio habitual del paciente, permite desarrollar otro tipo de enfermería; una enfermería adaptada a una disposición de recursos más precaria que en zonas urbanas, haciendo que el ingenio se desarrolle en más de una ocasión.

Aunando estos dos aspectos –y por supuesto, otros muchos– la enfermería familiar y comunitaria se convierte en un océano laboral apasionante donde uno se desarrolla, no sólo profesionalmente, sino también personalmente… ¿te atreves a sumergirte?




1 comentario:

  1. Benditas cocinas...

    Yo personalmente, desarrollar la enfermería en una zona rural es algo que quiero experimentar.

    ResponderEliminar